lunes, 13 de junio de 2011

Vals con Bashir


Hace ya años, cuando solo era un crío, mientras disfrutaba de una de esas meriendas con un buen bocadillo mientras veía el Xabarín Club, mi padre me dijo una frase que luego me repitió muchas más veces durante mi infancia y que siempre recordaré : "Ti máis os teus dibujitos..." Es una frase simple, parece que no dice nada, pero estaba llena de razón.

 Desde siempre, y a día de hoy sigue siendo así, soy un gran seguidor de eses "dibujitos", solo que ahora no son "dibujitos", ahora se le llama animación. Las cosas cambian con el tiempo, y no solo cambió la forma de llamarlo, sino que cambió la propia animación en sí. Lo que antes era un mero entretenimiento para los niños, cada vez lo es menos y cada vez su target es más para todos los públicos. Los adultos empiezan a disfrutar de la animación. Ya no solo se dedican a acompañar a sus hijos/primos/sobrinos... como si de una carga se tratase, ahora aprenden a apreciar este cine y empiezan a darse cuenta de que también va dirigido a ellos.

En gran parte, el culpable de este cambio es Pixar. Desde que allá por 1995 empezó con Toy Story no han parado de hacer este tipo de animación. Y lo que es más importante, con gran éxito y calidad. Sus películas conmueven y hacen reír a pequeños y mayores. Hay referencias para que disfruten unos y otros, y lo consiguen con una naturalidad que nos hace pensar que un cine de animación distinto no merece la pena.

Y todo esto tenía que desembocar en algo. Tenía que propiciar algo. Y lo hizo, hizo que apareciesen realizadores que dieran un paso más allá. Dejar de lado esa animación para todos y llevarla al contrario de lo que se cree; a una animación solo para adultos. Se empezó como se empieza casi todo en el mundo del cine. Mediante los cortormetrajes. Algunos como Skhizein de una calidad y originalidad muy difíciles de igualar. Una vez comprobado que si que se podía conseguir una buena animación para adultos, el salto al cine era inminente. Pronto empezaron a aparece grandes obras y entre ellas, esta de la que hoy hablo, Vals con Bashir.

Vals con Bashir nos lleva al año 1982, a la primera guerra del Líbano. El director, Ari Folman, nos relata con un brutal realismo como fue la invasión y los bombardeos israelís sobre Sabra y Chatila, propiciando así una matanza de los refugiados palestinos que allí se escondían. Para relatarnos esto, Folman usa como hilo conductor a un director de cine, excombatiente en aquella masacre, que ha borrado de su memoria toda la experiencia vivida en la guerra. Solo guarda un sueño, una imagen que, os advierto que es de esas que se quedará grabada en tu retina durante mucho tiempo. A partir de esa imagen, el protagonista irá charlando con antiguos amigos y compañeros de batalla que le ayuden a que esa etapa de su vida vuelva a su mente, y así descubrir todo lo que allí sucedió.

Esta parte de la película se irá intercalando con las imágenes de guerra. Las conversaciones en su gran parte se acaban convirtiendo en anécdotas contadas de primera mano por soldados que vivieron la guerra junto con Ari, el protagonista. Y la verdadera grandeza de está película está ahí, en lo bien construida que está. Como la mezcla de estas conversaciones con sus flashbacks van creando a la vez la historia y la memoria de Ari. Las comparaciones con Memento parecen casi inevitables. Dos hombres buscan rellenar su memoria después de un traumático accidente. Pero en realidad son obras muy distintas. Vals con Bashir tiene ese toque documentalista que Folman domina. Nos cuenta simplemente lo que de verdad ocurrió, sin posicionarse de ninguna forma, y para que te vayas con esta sensación del cine aporta esas durísimas últimas escenas.

Estéticamente, es una de las animaciones más cuidadas que recuerdo. Los dibujos son reales, hasta tal punto que casi recuerdan el rotoscopiado de las películas de Linklater. Cuenta también con una gama cromática que domina todo el film, con un amarillo anaranjada que en cierta forma nos hace recordar a Apocalypse Now. Este color se ve acompañado durante toda la película por un claroscuro que le da ese toque de siniestralidad y dureza que requieren unas imágenes de guerra. Todos estos recursos tienen un objetivo claro. Crear una animación muy real, que nos deje claro que lo que vemos ocurrió y es algo cierto, y lo consigue con creces.

Por último, tengo que pedir a todo el que se decida a ver Vals con Bashir, que se centre en una escena que es de lo más bello que vi en los últimos años en el cine. Para no destripar nada, no diré que escena es pero para que se pueda reconocer diré que es la que da el nombre al film. En cuanto la veáis, resultará evidente.



PD: Sé que para muchos es un sacrilegio que haya mencionado la animación para adultos y que en ningún momento haya nombrado el anime japonés como puede ser "El viaje de Chihiro" o "El Castillo ambulante" pero he de reconocer que de momento no estoy tan puesto en ese tipo de animación, y es mejor callar que hablar sin saber...